Disminución de la libido y la sequedad vaginal: un cambio del que casi nadie habla

Disminución de la libido y la sequedad vaginal: un cambio del que casi nadie habla

"Ojalá alguien me hubiera avisado del poco interés que tendría el sexo para mí ahora. Mi marido y yo solíamos tener una gran vida sexual. Ahora es lo último que quiero y parece haber afectado a nuestro matrimonio. Él trata de ser comprensivo, pero sé que lo echa de menos. He probado varios medicamentos, pero prefiero no tomar hormonas y tampoco noté ninguna diferencia cuando lo hice". —Mercedes

"Antes me encantaba el sexo y realmente lo esperaba con ganas. Ahora no tengo ningún interés, a pesar de que puedo tener orgasmos. Me da pena, por mí y por mi marido". — Carolina

"Ojalá alguien me hubiera dicho que el sexo dolía, a no ser que tomaras pastillas o utilizaras cremas o lubricante. A los 46 años, mi vida sexual se redujo a cero... echo de menos la intimidad". —Laura

 

Entre los síntomas que más desconciertan durante la perimenopausia y la menopausia se encuentran la disminución del deseo sexual y la sequedad vaginal. Muchas mujeres coinciden en que estos cambios llegan sin avisar y generan desconcierto.

Los testimonios de distintas mujeres muestran una realidad compartida:

  • Pérdida del interés sexual incluso en relaciones en las que siempre había existido una vida íntima activa y satisfactoria.
  • Desaparición del deseo anticipatorio, aun cuando la respuesta física sigue siendo posible, lo que genera confusión y tristeza.
  • Molestias o dolor durante las relaciones, debido a la sequedad vaginal, un síntoma frecuente que puede dificultar o incluso impedir el disfrute.

Aunque forman parte de un proceso fisiológico natural, muchas mujeres coinciden en que son cambios de los que se habla poco y que, cuando llegan, lo hacen sin una preparación previa. Pero también es cierto que hoy existen soluciones eficaces y accesibles para recuperar comodidad, sensibilidad y bienestar sin tener que recurrir a medicación.

Por qué ocurre

La bajada de estrógenos influye directamente en la lubricación, la elasticidad de los tejidos y la respuesta sexual. A esto a menudo se suman otros factores igual de importantes: la carga mental, la fatiga, los cambios en la imagen corporal, la rutina y la falta de descanso.

Y algo más: cuando dejamos de prestarnos atención, de priorizarnos y de conectar con nuestro propio bienestar, es habitual que el deseo también se apague. No es culpa; es una consecuencia natural de un cuerpo y una mente que llevan tiempo en segundo plano.

Lo positivo es que, a diferencia de hace unos años, hoy contamos con información y recursos que realmente ayudan. Aquí te hablamos de los recursos más naturales, si consideras que requieres consejo médíco deberás tratarlo con un porfesional

 

Lo que puedes hacer, para ti

1. Hidratación íntima regular

Los bálsamos o cremas vaginales de uso diario o cada dos días mantienen los tejidos flexibles y cómodos, reduciendo picores o sequedad y facilitando la intimidad sin dolor.

2. Cuidado del suelo pélvico

Los ejercicios de suelo pélvico mejoran la vascularización, la sensibilidad y la respuesta sexual. Es uno de los abordajes más eficaces y desconocidos. La estimulación vaginal frecuente ayuda a mantener los tejidos vaginales saludables después de la menopausia.

3. Recuperar el autocuidado global

Dormir bien, tener rutinas de movimiento, reducir el estrés, dedicar tiempo a una misma y reconectar con el propio cuerpo favorece la regulación hormonal y neurológica del deseo.
Cuando nos cuidamos, el cuerpo responde.

 

Lo que puedes hacer, para los dos

1. Comunicación con la pareja.

Hablar honestamente con la pareja sobre los cambios en tu cuerpo a veces cuesta, pero es la herramienta que más beneficio aporta a los dos. Puede reducir la presión, fortalecer la conexión emocional y ser un apoyo para ambos a la hora de disfrutar del sexo.

2. Lubricantes adecuados para las relaciones

Los lubricantes se aplican en la vagina, la vulva o el pene justo antes de tener relaciones sexuales con el fin de disminuir la fricción durante el coito. Se pueden combinar con los hidratantes vaginales y permiten disfrutar sin irritación ni molestias.

3. Redefinir la intimidad

La sexualidad en esta etapa puede vivirse desde otro lugar: más consciente, más lento, más conectado. Ponerle menos presión y más presencia, puede llegar a ser incluso más placentero y generar una nueva intimidad para ambos.

En resumen

La disminución de la libido o la sequedad vaginal no significan el final de la intimidad. Son cambios comunes, comprensibles y tratables.

Con los cuidados adecuados, una mirada más amable hacia una misma, comunicación y los recursos disponibles hoy, es posible recuperar comodidad, deseo y bienestar en esta etapa de la vida.

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